Phytophthora

El nombre Phytophthora proviene del griego Phyton (planta) y Phthora (destructor), “destructor de plantas”. Además, este patógeno puede sobrevivir durante varios años en el suelo, principalmente en las capas superficiales. Las altas temperaturas y el exceso de agua en el suelo favorecen su desarrollo.

La fitóftora (Phytophthora sp) es también conocida como la enfermedad de los setos o amarronamiento de las coníferas por su especial incidencia entre los cipreses y thujas, aunque también se da en otras especies, incluso en el césped (fíjate en la fotografía).

Con más de 70 especies identificadas, la Phytophthora es un hongo patógeno del suelo, propagado a través del agua, que puede causar serios problemas en las producciones de chile, pimiento y tomate, entre otras hortalizas.

¿Cómo se desarrolla?

Las especies de Phytophthora se pueden reproducir de manera asexual (formando clamidosporas y esporangios, que incluyen las zoosporas) y sexual (formando oosporas).

En el caso de la reproducción asexual, es común que todas las especies del género tengan esporangios (que pueden ser incoloros o con un leve color amarillo). La humedad, la luz, temperatura, el oxígeno y la nutrición influyen en su desarrollo, aunque en mayor o menor medida según la especie. Para la formación de zoosporas (que son las que infectan a las raíces) es indispensable la presencia de agua.

Phytophthora Infestans
Es el patógeno causante del tizón tardío del tomate. Para su desarrollo, es necesaria una temperatura de entre 15 y 22 °C y condiciones de humedad relativa alta (mayor del 80%). El hongo puede sobrevivir como micelio en plantas cultivadas, en malezas o en residuos de cultivos anteriores. P. Infestans puede diseminarse por el agua, sistemas de riego, residuos en las herramientas de trabajo y por el viento. Los síntomas pueden observarse como grandes manchas cafés en las hojas, con una apariencia húmeda y un tono verde pálido alrededor de la mancha. En el envés de la hoja, hay lesiones similares, pero con una ceniza blanquecina en el centro de la mancha por la esporulación del hongo. Cuando la humedad relativa es alta, crecen las lesiones en los tallos, provocando la muerte de la planta; los peciolos se doblan y surgen en los frutos lesiones circulares de color café. Cuando la infección ocurre en las bandejas de germinación (o semilleros) aparecen lesiones en las hojas y pueden morir las plántulas.

Phytophthora Capsici
El hongo Phytophthora capsici causa el tizón y marchitez en chiles y pimientos. La enfermedad se distingue porque aparece una mancha oscura en el cuello de la raíz, que provoca que la planta se marchite y muera. En las hojas también aparecen lesiones y el fruto se queda adherido a la planta. Las plántulas pueden ahogarse y pudrirse cuando la infección ocurre en los semilleros. Sin embargo, el principal daño ocurre en la etapa de floración, pues el daño afecta a raíces y tallo, Después, la planta rápidamente se marchita y se seca.

Las oosporas son la única fuente de inoculación primaria, y éstas pueden sobrevivir en el suelo por más de dos años. La principal fuente secundaria, son los micelios. La alta humedad del suelo y las temperaturas frescas, generalmente durante el temporal de lluvias, favorecen el desarrollo del hongo.

¿Cómo se identifica?

El hongo penetra en las raíces absorbentes, encargadas de captar la humedad y los nutrientes del suelo. En los árboles, mientras necrosan estos tejidos, puede continuar su ascenso por el cuello mostrando algunas evidencias: la corteza se agrieta y se perciben exudaciones de resina (gomosis). Si se puede observar el cambium se ve de color oscuro. Los síntomas de la enfermedad varían ligeramente: hay diferentes tipos de fitoftora y también condiciona el hospedante. Aquí tienes los más habituales:

– En las coníferas se muestra un secado progresivo en las ramas que ascienden desde la base del tronco hacia la punta de la copa. Si no se interviene rápidamente, la muerte está asegurada.
– En los cítricos: debilitamiento general, brotes débiles, hojas pálidas y con nervios cloróticos, gomosis, agrietamiento de la corteza desde la base hacia arriba. Dependiendo de la gravedad del ataque se pueden secar solo unas ramas o el árbol entero.
– En encinas y alcornoques se conoce como podredumbre radical o seca. Puede producir la muerte súbita o el debilitamiento progresivo del árbol.
– Los cerezos y melocotoneros tampoco se libran: escasa brotación, hojas amarillas, defoliación, secado gradual de las ramas, exudación de resina, agrietamiento de la corteza…
– El césped acabado de germinar o con mal drenaje es especialmente sensible: se muestran desecaciones irregulares que se van extendiendo, originando calvas cada vez mayores.

Al principio los síntomas pueden confundirse con los de la falta de agua, algo que puede inducir a seguir regando y empeorar la situación. La humedad elevada y el déficit de oxígeno en el suelo son un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de hongos patógenos como la fitóftora y otros similares. Si añadimos al cóctel la alta temperatura estival, el avance de la enfermedad será rápido. Al ensañarse con las raíces y los vasos conductores de savia, el hongo corta en poco tiempo el suministro de alimento, provocando si no se actúa a tiempo la muerte del anfitrión.

Es importante concienciarse de la gravedad de esta enfermedad. Más que nunca, la prevención debe ser tu prioridad. Una vez instaurado el hongo es casi imposible erradicarlo; como mucho solo podrás detener su avance.

¿Cómo se puede controlar?

Para impedir el desarrollo de Phytophthora es fundamental realizar un adecuado manejo del agua de riego en el suelo y seleccionar sitios con buen drenaje interno, o mejorarlos si son deficientes. La plantación en camellones, en esa línea, facilita el control de la humedad del suelo. Pero si la enfermedad ya está instalada en el huerto, el control mediante SAR (resistencia sistémica) y control biológico aparece como la opción más efectiva y estable. Este método consiste en repoblar con flora benéfica, principalmente Trichoderma spp (Trichodefence, Trichonativa). Paralelamente, se deben llevar a cabo aplicaciones foliares y radiculares de Fosfito de Potasio 40-20 de forma preventiva y permanente. También se recomienda realizar, de forma paralela, una aplicación anual de materia orgánica, como guano de gallina descompuesta, ácidos húmicos, té de compost, humus de lombriz o similares.

Controlar las malezas, eliminar árboles infectados, evitar la generación de heridas en los árboles, principalmente a nivel de cuello, reducir cualquier tipo de estrés biótico y abiótico, y desinfectar las herramientas durante los procedimientos de curación de cancros, aparecen como las labores claves a realizar. La detección precoz de la infección y la aplicación oportuna de fungicida también es determinante para un control efectivo. En el caso de un proyecto en formación, lo ideal será realizar una fumigación del suelo antes de la plantación. Esto permitirá bajar la densidad del inóculo inicial. De todos modos, se advierte que esta acción no proporciona protección duradera. De hecho, dice que puede reducir o eliminar las micorrizas, que son hongos benéficos que crecen asociados a las raíces y son indispensables para el normal crecimiento de algunos árboles.

El control químico, especialmente el uso de fosfitos, también es una alternativa viable.