Ácaros

Los ácaros son arácnidos diminutos de cuerpo ovalado en los que la cabeza, tórax y abdomen se encuentran fusionados en un cuerpo no segmentado.

Polyphagotarsonemus Latus

Los cultivadores han bautizado muy acertadamente a este ácaro con el nombre común de micro-ácaro, ya que, a diferencia de la araña roja, este ácaro no puede verse o distinguirse a simple vista, haciéndose necesario el uso de una lupa de bastantes aumentos para conseguir verlos. Otros nombres comunes para este ácaro son araña blanca, ácaro amarillo o en inglés “broad mite”. Tengamos en cuenta que este ácaro tiene un tamaño menor a 0.2 mm, mientras que una araña roja mide unos 0.5 mm, es decir, más del doble que el microácaro. Los machos son de coloración blanquecina-amarillenta. El cuarto par de patas ha evolucionado originando unas pinzas. Las hembras son de coloración blanquecino-amarillenta. El cuarto par de patas está más desarrollado de lo normal y ligeramente atrofiado. Las hembras son de mayor tamaño que los machos.

Además, el microácaro no produce ningún tipo de tela, la cual sirve muchas veces de señal para darnos cuenta de que tenemos araña roja. Incluso con una herramienta adecuada es muy difícil conseguir verlos, ya que se mueven muy rápido. El color de este pequeño ácaro está entre el blanco translúcido y el amarillento, pudiendo tener en ocasiones otras tonalidades. Si nuestra lupa tiene los aumentos suficientes podremos distinguir sus huevos, los cuales tienen una forma muy característica que permite identificar a este ácaro. Estos huevos son ovalados con unas protuberancias circulares concéntricas en su superficie y están fuertemente adheridos a las hojas. Otra característica es que el adulto presenta una banda oscura transversal dorsal que se ensancha en uno de sus extremos.

¿Cómo se desarrolla?

Su ciclo de vida presenta 4 estados: huevo, larva, “pupa larval” y adulto.

El inicio del ciclo de vida comienza con hembras que han conseguido alcanzar el cultivo. Estas hembras viven unos 12 días, durante los que realizan la puesta de unos 26 huevos, si las condiciones le son favorables. En condiciones óptimas de desarrollo, las hembras pueden llegar a poner hasta 7 huevos diarios. Los huevos eclosionan tras 2-3 días de incubación, apareciendo entonces las primeras larvas. La larva no pasa a ninfa, sino que en el interior de sus tegumentos larvales ocurre la metamorfosis directa de larva a adulto. Esta ligera pausa en el desarrollo larval se conoce como larva inactiva o pupa larval.

Los machos aparecen un poco antes que las hembras. Su comportamiento inmediato tras la eclosión es un tanto singular; después de recoger con sus pinzas a “pupas larvales” que darán lugar a hembras, las fija con la papila genital y las transporta. Este sistema de transporte es por tanto el que origina la primera dispersión de la plaga en las plantas. A partir de aquí la plaga coloniza las plantas, se reproduce y origina poblaciones que pueden ocasionar serios daños a los cultivos, especialmente en los primeros estadios de desarrollo de éstos. El número de generaciones que pueden desarrollarse es directamente dependiente de las condiciones climáticas y alimenticias, sucediéndose de forma continua si éstas le son favorables.

¿Cómo se identifica?

El microácaro se encuentra principalmente en las partes jóvenes teniendo especial preferencia por los ápices. De hecho, los machos transportan ninfas hembras hasta los brotes tiernos, lugar donde las depositan y con las que se aparean nada mas son adultas, de modo que la hembra y las larvas que nazcan se empezarán a alimentar de estos brotes. La zona de la hoja en la que se suelen desarrollar es en el envés, por lo que los síntomas son un abarquillamiento de las hojas hacia abajo. Este síntoma puede llegar a confundirse con un exceso de nitrógeno, aunque en los ataques de microácaro también se pueden apreciar unas protuberancias en la superficie de las hojas así como zonas necróticas o de color marrón oscuro y flores deformadas.

Uno de los daños directos son las propias heridas que causa en la planta cuando se alimenta, sin embargo, el principal daño es debido a que el microácaro secreta sustancias toxicas que provocan necrosis y otros desordenes fisiológicos. Estas sustancias toxicas permanecen varios días en los tejidos, por lo que los síntomas de una planta atacada se prolongaran un tiempo incluso aunque hayamos erradicado hasta el ultimo ácaro. Por esto es mejor prevenir y evitar al máximo que la infección se de en floración, ya que aunque consigamos eliminarnos, el tiempo que la planta seguirá enferma será muy largo y los días que se perderán de floración será imposible recuperarlos. A todo esto debemos añadir la deformación de flores y la perdida de los brotes nuevos.

¿Cómo se puede controlar?

La prevención es como siempre el mejor aliado contra esta plaga. Si estamos en una zona en la que hay constancia de la presencia de microácaro (por comentarios con otros cultivadores, presencia de invernaderos con cultivos de solanáceas u ornamental…), deberemos de tener especial cuidado en evitar al máximo que se introduzcan en nuestros cultivos otras plagas como thrips, moscas blancas y pulgones ya que como hemos dicho, son posibles portadores de microácaro. Las cintas amarillas y azules nos servirán para monitorizar la presencia de estas plagas. En cuanto detectemos en alguna cinta alguno de estos individuos, procederemos a efectuar tratamientos preventivos con algún producto ecológico efectivo contra la plaga que tenemos pegada en nuestras cintas y contra ácaros.

Si decidimos utilizar lucha biológica, el ácaro depredador Amblyseius californicus, se alimenta no solo de araña roja sino de otros ácaros como el P. latus. Tenemos que tener muy en cuenta que si introducimos este ácaro depredador a modo preventivo, si no encuentra ácaros de los que alimentarse, difícilmente se establecerá en nuestras plantas ya que al no haber alimento abandonara la planta en la que está para buscar otras donde lo haya. El A. californicus es capaz de alimentarse también de polen, producto que difícilmente encontramos en nuestras plantaciones. Por lo tanto, para mantener el efecto protector de este ácaro y evitar que se vaya de nuestro cultivo, debemos de cultivar cerca de nuestras plantas otros vegetales con flor que sirvan como reservorio de estos ácaros beneficiosos. La fresa, el Ricinus comunis L., la gerbera (una margarita) entre otras muchas, aportan mediante sus flores el polen que servirá de alimento a los A. californicus. Deberemos de colocarlas cerca de nuestras plantas para que el A. californicus pueda desplazarse fácilmente de las plantas reservorio a las del cultivo.

Otra ventaja de utilizar estas plantas reservorio es que en caso de realizar tratamientos insecticidas o acaricidas en nuestra plantación y evitando el contacto del fitosanitario con las plantas reservorio, tendremos siempre una cantidad viva de depredadores que nos ayudaran a controlar mejor la plaga.

A modo curativo también podemos utilizar estos depredadores u otros tratamientos acaricidas, pero recordemos que debido a que los síntomas permanecen un tiempo y a que los brotes y flores se suelen deformar o necrosar, solo son recomendables en casos en los que queremos salvar a esa planta por ser irreemplazable (plantas madre) o estar en crecimiento ya que si el ataque es muy severo y la planta está en floración avanzada, la mejor opción suele ser destruir las plantas infectadas y empezar de nuevo utilizando todas las estrategias preventivas que podamos.

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