Cuando el Bacillus thuringiensis esporula, sintetiza unos cristales proteicos llamados delta-endotoxinas, a los cuales debe su actividad insecticida. Estas protoxinas necesitan ser ingeridas por las larvas para poder actuar, pues la toxicidad selectiva de B.t. para las larvas de ciertos insectos se debe a dos factores en su modo de acción:

1.- Las toxinas necesitan para su activación un medio alcalino, característica que se da sólo en el intestino de la mayoría de los insectos.
2.- Las toxinas sólo pueden actuar si están unidas a receptores específicos, y dicha especificidad depende del insecto. Así, cada especie, según la naturaleza de sus receptores será sensible o no a B.t.

Cuando ambos factores se conjugan, las toxinas se fijan rápidamente sobre sus receptores y producen la parálisis del intestino impidiendo los movimientos peristálticos, por lo que el insecto deja de alimentarse.

Tan solo unas horas después de haber ingerido a la espora con la toxina, las mandíbulas del insecto se paralizan y cesa la alimentación. Posteriormente la parálisis se generaliza, desaparecen los movimientos reflejos y la larva muere al cesar los latidos cardíacos. Aunque el insecto tarda en morir entre 2 y 5 días el efecto de B.t. se observa rápidamente ya que la larva deja de alimentarse aproximadamente 2 horas después de haber ingerido la toxina, con lo que deja de atacar a la cosecha.

Se presenta en envases de:
– 1 LT.
– 5 LT.
– 20 LT.
– 200 LT.

– Especifico larvicida biológico contra estadíos larvales de Lepidópteros, así como comedores de follaje, perforadores de fruto y barrenadores.
– Excelente insecticida biológico que por su modo de acción y su selectividad inocua, resulta para otros insectos útiles; así como para el hombre, animales domésticos, pájaros y peces.